Survival Zombie 29# Edición. Lozoya del Valle (Madrid). 15 de Agosto
Con el cambio de quincena del mes de agosto, Luna Nueva, 2015. Todo puede pasar.
Un hermoso pueblo de la sierra madrileña, Lozoya del Valle, acoge una multitud de supervivientes en la plaza principal, frente al ayuntamiento.
Esta edición de supervivencia zombie, ha resultado sin duda alguna, una de las experiencias más brutales, en intensidad, de las vividas hasta el momento.
Me resulta fascinante que un pueblo tan pequeño y acogedor, haya podido capturar tanta cantidad de personajes, una locura desatada vivida de cuerpo presente, con un recuerdo inolvidable de principio a fin de la aventura.
Aunque muchas de las pruebas estaban cercanas entre sí, las estrechas calles de piedra, sumado a la multitud de zombies que aparecieron desde el primer momento de la noche, hacía el tránsito, prácticamente imposible, sin apenas escondrijos, con la única alternativa de sobrevivir, esquivar y salir corriendo, recorrimos más kilómetros a la redonda, con el cuerpo a rebosar de adrenalina, de lo que podía haber imaginado mi organismo.
Escena Inicial |
Gritos de terror provenían desde la parte delantera de la plaza, junto al escenario.
Nos acercamos para ver qué pasaba.
Un loco peligroso, con su atuendo ensangrentado, como si de un animal se tratase, era arrastrado con una correa al cuello, de esas que se usan para cazar perros callejeros. En la oscuridad de la noche, sólo alcanzaba a escuchar sus alaridos, gruñidos terroríficos escupían ráfagas de sangre. Las personas les abrían el paso dejando un pasillo que accedía hasta el escenario.
El doctor Salas, responsable del centro psiquiátrico de donde toda la locura que experimentamos, parecía haber escapado esa oscura noche de allí mismo, nos explicó la gravedad del asunto.
Entre abucheos del público, escéptico a sus palabras, nos comunicó la huída de varios pacientes, locos peligrosos, entre ellos "Sonriente", psicópata asesino, que no dudaría en dejar libre el contenido de un maletín que había robado, según Salas, con la cepa más peligrosa de un virus sanguinolento, causante de la transformación de los seres humanos, en algo no tan humano.
Nuestro objetivo: recuperar el maletín. Pero ante todo, sobrevivir, algo que se convirtió básicamente en una misión imposible, desde el minuto uno.
A continuación os dejo un pequeño vídeo, que muestra visualmente mis palabras.
SZ 29# Edición. Escena Inicial.
Todos empezamos a correr sin rumbo fijo, intentando dar con alguna pista de por donde empezar a buscar, 4 calles desembocaban en la plaza y nosotros fuimos a salir justo por una en la que vimos una horda de zombies acercase hacia nosotros, desviandonos por una de las estrechas y pedregosas calles del pueblo, volvimos a salir a la plaza del ayuntamiento, y está vez dos zombies vestidos de naranja, con cadenas, (todo indicaba que estuvieron recluidos en algún momento cuando todavía estaban vivos), no dejaban títere con cabeza, implacables corrían hasta la obtención de alguna presa comestible.
Prueba 1 |
El objetivo le teníamos claro, el problema es que no había forma de acceder a su interior, hordas de zombies te acorralaban entre las estrechas calles del pueblo, Zetas super corredores, incansables en su empeño de atraparnos, no parábamos de dar vueltas al rededor del recinto, sin poder acercarnos lo más mínimo, sólo había transcurrido una hora de noche y yo me sentía totalmente abatida, agotada, sentí que iba a ser devorada antes de empezar. Pero era demasiado pronto para darnos por vencidos, así que unas cuantas carreras, unos cuantos minutos de silencio escondidos para no ser vistos, algo más de paciencia, y... atentos para no desperdiciar la oportunidad, en un momento de distracción y caos, conseguimos por fin llegar hasta la puerta de la Casa de la Cultura.
El doctor Salas se encontraba en su interior, con un arma entre sus manos, muy alterado, se sentía atrapado, nos dijo que teníamos que encontrar a los pacientes que se habían escapado, que estaban repartidos por todo el pueblo, que sería fácil encontrarlos, pues su frenético estado de locura los haría visible, a lo que yo pensé, "¡pero será por frenética locura! ¡Si el pueblo entero está sumido en el más frenético caos! ¡Sólo locos (como nosotros) se atreven a cruzarlo!", y después dar con Sonriente y quitarle el maletín y añadió, antes de encontraros con Sonriente, aseguraos que tenéis todas las pistas que necesitéis u os matará. Para terminar nos dijo que la única forma de salir de allí, era por una habitación que se encontraba detrás de él, no tenía luz, y creía que alguien o algo se encontraba en su interior, así que debíamos encontrar la salida a oscuras y sin hacer ruido. Al entrar, nos costó unos minutos en adaptar nuestra visión a la penumbra que nos rodeaba, pero enseguida nos dimos cuenta de una ventana entreabierta al final de esa gran sala, pero también nos percatamos de algo que se movía, oíamos como se arrastraba por el suelo, unos gemidos se escuchaban cada vez más cerca de nuestros pies, así que era el momento de movilizarnos si queríamos salir de allí con nuestra vida intacta.
Lo conseguimos fácil pero excitantemente, pues estaba con un grupo de confianza, con experiencia, y todos sabíamos exactamente lo que teníamos que hacer.
Una vez en el exterior proseguimos nuestra aventura, muchas sorpresas nos íbamos a encontrar esa larga noche de verano.
Prueba 2 |
No sabemos muy bien cómo, pero esquivando a unos y a otros, acabamos frente al convento, en pleno centro del pueblo, cuando otro paciente, escapado del psiquiátrico, gritaba pidiendo ayuda, con huesos humanos entre sus manos, evidentemente era alguien que nos convenía ayudar y aprovechamos para acompañarlo al interior de ese viejo edificio.
Nos dijo que había perdido una llave, una llave que abría una cajita que contenía su más preciado tesoro, nos explicó, que al otro lado de la puerta del hall donde nos encontrábamos, había varias habitaciones, y que su llave estaría en alguna de ellas, sin embargo él no se atrevía a buscarla, porque algo más, peor que él mismo, pululaba en su interior. Esta vez éramos varios grupos encontrados ante un mismo problema, siendo tantos seguramente nos resultaría más fácil encontrar la famosa llave, pero... qué equivocados estábamos, con tanta gente, era difícil no hacer ruido y siempre hay alguien que enciende la linterna en el momento más inoportuno, pues una furiosa Zombie se abalanzó sobre aquel pobre infeliz, que tuvo que dar por finalizada su tan apreciada vida, por cometer un simple error de principiante (no dejéis de leer los Consejos Prácticos para una Survival Zombie). El resto aprovechamos su desafortunado destino, para buscar la llave, mientras seguía siendo devorado por la zombie.
Al final de un pasillo en una habitación igual de oscura que las anteriores, en la repisa de una ventanuca, un pequeño tubo luminiscente, nos reveló el objetivo a encontrar, cogimos la llave y se la entregamos a aquel siniestro paciente perturbado, para que abriese su cajita, la cual, contenía restos de órganos humanos, mientras se relajaba toqueteándolos, nos dijo unas palabras que deberíamos comunicar a Sonriente, si lo encontrábamos, pero al igual que el doctor Salas, nos volvió a repetir, que antes de contactar con él, tendríamos que asegurarnos de haber reunido antes todas las pistas.
Esas palabras eran:
"Luna sonriente en cuarto menguante se volverá blanco pálido"
Después nos dijo que buscásemos a Eduardo en las inmediaciones de la piscina municipal.
Prueba 4 |
Cuando por fin dimos con Eduardo, tristemente nos contó que a su compañera Patricia no le quedaba mucho, no dejaba de silbar una canción de "the sound of music", la de "My favourite things", por lo visto era la canción que silbaba el doctor Salas cuando trataba con los pacientes.
Entonces nos mandó buscar a María, una infiltrada entre las hordas del pueblo, la reconoceríamos por un velo ensangrentado que llevaba en la cabeza, ella nos diría qué hacer.
De camino nuevamente a las tripas del averno, mis glándulas empezaron a segregar adrenalina, simplemente por saber que nuestra siguiente misión consistía precisamente en meternos en la boca del lobo, ¡cómo diablos íbamos a contactar con nadie que se hiciera pasar por una de esas criaturas!
Prueba 4 y 5 |
Tras dar de nuevo con Demetrio darle agua para limpiar y enseñarle la foto que casi nos cuesta la vida, nos dijo, otras palabras para decirle al psicópata peligroso cuando le viésemos; "a Sonriente le tranquiliza ver que la Luna llena es de color rojo como la sangre".
También nos dijo que el ayudante del doctor Salas, se encontraba en un camino, que encontraríamos junto al lago, dejándolo a nuestro lado izquierdo.
No esperamos más y fuimos a buscarlo, ya que la otra misión, la de la hermita, se encontraba mucho más lejos y en dirección opuesta.
Prueba 6 |
Gracias a que sabíamos otro sitio donde buscar, "La Hermita" para rezar por el alma de María, teníamos rumbo a donde dirigirnos, si no, otra vez a perder tiempo hasta dar con alguna prueba, intentando sobrevivir en el intento.
Prueba 7 |
Así, nuestro grupo, en nuestra crazy aventure, una pareja de Sevilla, un padre y su hijo, y nosotros, seguimos adelante, hasta que en mitad de un camino nos encontramos con un loco con una maza, al que todos llamaron "el loco del martillo" se encontraba bajo la luz de una farola y sin Zetas en las inmediaciones, bajamos la guardia porque le teníamos al final de la calle a unos pocos pasos de nosotros, y nos sentimos a salvo por haber dejado atrás a los zombies, error de principiante avanzar sin asegurarse de que no hay zombies escondidos, al llegar al final de ese callejón oscuro con fachadas de piedra, justo encima de un muro de piedra, como si de una gárgola se tratase, un reguero de sangre nos salpicó desde las alturas, de un salto espeluznante se situó detrás de nosotros y a penas tuvimos unos segundos para alcanzar la zona segura del loco, Damián, dijo que se llamaba. Nos dijo que le demostrásemos que no éramos uno de ellos, o nos machacaba allí mismo con su martillo.
Nuestro benjamín del grupo, se empeñó fehacientemente en demostrar que no era un alienígena, pues eso era lo que Damián pensaba, que eran esas criaturas, e hizo todo lo que ese loco le ordenó, quizás un poco por temor a que le machacase la cabeza, pero al final, entre su valiente actuación y junto con una foto de un zombie que le enseñamos para demostrarle que no éramos igual que ellos, le convencimos y nos dijo las esperadas palabras que buscábamos:
"recordad a Sonriente que la Luna creciente se teñirá de azul pálido".
Cómo convences a un loco con una maza
de que no eres un Zombie
Teníamos que seguir nuestro camino hacia la hermita, pero antes era necesario escapar del zombie górgola que se había encalomado de nuevo en lo alto de un muro, estrategia a seguir, usamos al más rápido del grupo para que atrajera al zombie por un lado, mientras los demás íbamos por el otro, gracias al trabajo en equipo, la habilidad exprés de un compañero, y el buen uso de los walkis para encontrarnos después de la separación, la huída fue todo un éxito.
Prueba 8 |
Cuando por fin pudimos hablar con Alicia, nos hizo formar un círculo, se colocó en el centro y con un machete en la mano, empezó a girar sobre su propio eje, y todos dimos un paso atrás por si se le escapaba el machete, después nos dijo que tenía un amiguito, "mordisquitos" le llamó, se encontraba deambulando por la parte de atrás de la hermita con un oso de peluche en su mano, y nuestra misión era conseguir arrebatarle el preciado juguete a ese ser inferno. Con cautela, un par de valientes consiguieron el osito de peluche, sucio y mordisqueado y se lo entregaron a Alicia, ella a cambio, nos dijo otras palabras para decirle a Sonriente cuando le viéramos:
"La Luna Nueva le agrada saber que se vuelve negra"
Después nos comentó, que un líder de la resistencia merodeaba por la plaza del pueblo, y decidimos ir en su busca.
Prueba 9 |
El miembro de la resistencia con un sombrero de vaquero, nos apuntó con machete en mano, y nos dijo que sólo atendería a aquellos que llevasen ocho sellos en su pasaporte, el resto tuvo que abandonar la sala y seguir cumpliendo misiones en el exterior.
Después nos dijo que no quedaba tiempo, teníamos que encontrar a Sonriente y quitarle el maletín como fuera. Había sido visto por última vez en la piscina municipal. Si no conseguíamos hacerlo en menos de media hora, teníamos que dirigirnos al patio del convento, donde se celebraría la escena final.
Prueba 10 |
Todos corrimos, esquivamos Zetas y nos escondimos cuando pudimos, gracias a los walkis nos reencontramos sin incidencias e hicimos recuento de supervivientes y balance de la situación. Tras el caos, la pareja sevillana había desaparecido, y el padre y el chico se habían separado, del padre no sabíamos nada, pero el chaval se quedó con nosotros, como teníamos que encontrar a Sonriente en la piscina municipal, nos dirigimos hacia allí para ver si nos encontrábamos con los demás, y cuando llegamos, el acceso a Sonriente estaba limitado por un par de Zetas que no dejaban títere con cabeza. Aguardamos la llegada del resto del grupo, aparecieron los sevillanos y nos comunicaron que habían pillado al padre del chico, en ese instante otro grupo de supervivientes aparecieron con Sonriente y el maletín en su poder, les pregunté y me dijeron que Sonriente se lo entregó cuando les dijeron los colores de la Luna en cada fase lunar, y lo llevaban al convento, tan cerca y tan lejos de la victoria, decidimos dirigirnos al convento con los demás, para ver cómo se resolvía la trama.
Escena Final |
El doctor Salas tenía arrodillados a 3 pacientes de los fugados esa noche, esos mismos que nos habían ayudado con las palabras que debíamos comunicar a Sonriente. Los pocos supervivientes que llegamos hasta el final, no creíamos ni una sola palabra del doctor, abucheos le llovían por todas partes, y nadie tenía intención de silenciar sus pensamientos, hasta que Eduardo hizo aparición en escena, silbando esa cancioncilla, que semanas después seguía sonando en mi cabeza. Un duelo de silbidos protagonizaron sus labios, unos llenos de arrogancia y otros ahogados en tristeza. Eduardo comunicó la muerte de Patricia al doctor Salas, al que no pareció importarle lo más mínimo. Pistola en mano, Eduardo amenazó a Salas, le suplicó que pidiera perdón, por lo que le había hecho a Patricia, y tras observar la indiferencia del doctor, acabó disparándolo repetidas veces hasta quedarse sin munición.
El vaquero de la resistencia hizo su aparición, le quitó a Eduardo el arma de sus manos y nos dijo que teníamos que seguir luchando.
Una avalancha de zombies aparecieron a nuestras espaldas, y cuando todo parecía haber acabado bien, nos dimos cuenta, que aquello, no había hecho más que empezar de nuevo.
Las pesadillas siempre se repiten.
Vídeo de la escena Final
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Y.L.L.
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