Z05. 3:30 am. Toque de queda
Una vez iniciado el toque de queda, nadie se atrevía a salir de sus habitaciones. Por culpa de la adrenalina y euforia acumulada en mi organismo, yo no conseguía conciliar el sueño, durante una hora de reloj, escuché ruidos en los pasillos, creo que eran los militares, caminando enérgicamente y sin descanso, plof, plof, plof.. De vez en cuando se oía un disparo en el exterior, ese viernes 31 de octubre, yo había amanecido a las 7:30 de la mañana y a las 4:30 de la madrugada del sábado, seguía despierta, no sé en qué momento mis ojos se desplomaron, sucumbiendo a los brazos de Morfeo, consiguiendo dormir unas horas, de las cuales me las pasé corriendo en mis sueños, sin saber si los disparos, o ruidos de arrastre,... eran reales o productos de mi imaginación. Sólo sé que una sirena estrambótica, sonó con fuerza durante varios minutos, y la voz de nuestro sargento no paraba de gritar, "en cinco minutos os quiero ver a todos en el patio, para empezar vuestra instrucción militar". Como pude, abrí los ojos y sin ser persona del todo, pues a penas dormí dos horas, conseguí llegar al patio de recepción.
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