Z12. 9 pm. Operación resistencia.
Durante esa hora, permanecimos todos ocultos entre los matorrales, en lo alto de la ladera, de vez en cuando veíamos pasar algún Z que otro, y nadie se atrevía ni a respirar, el problema es que se acercaba la hora de ir a la casona y nadie se atrevía a salir de donde nos encontrábamos, a mí me volvía a doler la pierna, y ya no me quedaban ibuprofenos para tomarme, así que presentí mi inminente transformación zombie, pensé que ya era hora de hacer algo, sí me cogían los zombies, pues que me cogieran, pero pasaba de quedarme escondida ni un minuto más, pues ya eran las 9:30, y en media hora había que ir a cenar, y yo veía que si no hacíamos algo ya, no llegábamos a tiempo a provisionarnos del alimento que me iba a dar energía para aguantar toda la noche, que aún, quedaba mucha aventurera por delante, y entonces, le dije a un compañero que tenía un arma de full combat, y uno de los manteles rojos, que me acompañara, que él se encargara de reducir a los Z con el arma, y que me dejara a mí el mantel, para reducir algún Zombie, pero necesitábamos a alguien más, los dos sólos no lo conseguiríamos, entonces Ruben, dijo que él también venía, el problema es que él al igual que yo, también estaba lesionado en una pierna, así que imaginaros el plan, un montón de gente atemorizada escondida entre los matorrales de la ladera, Zombies paseandose a sus anchas por el "complejo seguro" WRG, J esperandonos con 40 minutos de retraso, Bea transformada en Zombie buscando a J para comérselo alrededor de la casona, a lo lejos voces de militares buscándonos, ¡vamos! Que si no nos matábamos, ladera abajo, nos pillaban los zombies, o nos podían tirar un tiro los militares, y allí íbamos, los tres más locos, o más suicidas, cómo queráis llamarnos, Rubén y yo lesionados, y el otro que se creía invencible con una tubería de goma (arma de soft combat), pues nada de perdidos al río, yo con el mantel rojo, puesto como si fuese una capa, saltando las vallitas de las casas residenciales, bajando como podía la ladera, pues me dolía la pierna y no veía los socavones del suelo, pensé en tirarme en plan croceta envuelta en mi mantel, pero aunque el mantel era gordito, no creo que me protegiera de las zarzas, cardos y demás vegetación pinchante, que había en la zona, así que deseché esa idea, y seguí a mis compañeros como pude. Una vez estuvimos frente a la casona donde J nos esperaba, nos acercamos con sigilo por la parte de atrás, ya que Bea andaba merodeando por la parte de alante, entramos por la cocina y nos dirigimos al salón dónde J estaba mandando desde su portátil, el archivo que contenía todas las pruebas que había recopilado, entonces... Bea advirtió nuestra presencia en la casa y venía directamente a por nosotros, le dijimos a J que se diera prisa que Bea estaba muy cerca, J nos dijo que todavía faltaba un par de minutos para que se terminara de mandar el archivo, y yo le dije, J no tenemos un par de minutos, no tenemos ¡ni 30 segundos! Entonces nos dijo que la entretuviesemos lo más que pudiéramos, que su vida no importaba, que lo único importante era mandar el mensaje a la resistencia del exterior. Así que allí fuimos, directa a por ella, a entretenerla durante un par de minutos, no sé cómo exactamente, pero bueno intentamos distraerla, llamar su atención para que viniera a por nosotros y no a por J, pero Bea tenía claro su objetivo, pasó olímpicamente de nosotros y fue directo a por J, así que nos dirigimos directamente hacia J para defenderlo, yo le lancé el mantel por la espalda a Bea, por encima de la cabeza, para que no pudiera ver, ni mordernos, claro está, parecía un fantasma color Burdeos, Ruben la cogió por los brazos, y la tiramos al suelo, mientras el otro chico le atizaba con la tubería, pero ella se resistía, entonces agarró a J por una pierna y le arañó, eso significaba, que su proceso de transformación zombie empezaba a efectuarse, yo le decía, J ¿qué hacemos?, no podemos aguantar a Bea mucho más tiempo, y tenemos que llevarte con el doctor, para que te administre el vial, lo antes posible. Y por fin, J anunció la buena noticia, que ya había conseguido mandar todo lo que tenía que mandar, la mala noticia es, que empezó a transformarse en Zombie allí mismo y nos gritó, ¡corred! mi vida no importa, salvad las vuestras, así que ya que Bea seguía obsesionada con devorar a J, aprovechamos para salir corriendo, yo cogí mi mantel-capa, y salimos por donde entramos, corriendo como podíamos ladera arriba para avisar a los demás, de lo ocurrido.
A lo lejos escuchamos a kassandra diciendo al señor Director, que era la hora de cenar y que no había ningún superviviente en el comedor, y Dani, enojado gritaba, pues si no aparecen aquí en cinco minutos, no cenan, así que teniendo en cuenta, que teníamos que bajar la ladera, atravesar el campo de fútbol, y llegar al restaurante en tan poco tiempo, aquello se convirtió en, "tonto el último" todos corriendo por el complejo, esquivando arbustos, personas y algún que otro Z hambriento también, no por degustar nuestras delicatessen, si no por devorarnos a nosotros. Corriendo con una pierna coja, decidí atajar por el campo de fútbol, con tan mala suerte que me clavé un aspersor de hierro en el tobillo de mi pierna buena, así que cansada de correr, decidí que no podía más, que dejaba de jugar, necesitaba una pausa. Me quité mi brazalete verde de superviviente, alcé el puño indicando que me encontraba fuera de juego y me dirigí a la enfermería, creo que cogí el apodo de "la pupas". Una vez curada, y ya más calmada decidí volver al juego, después de todo, cenando, seguro que recuperaba fuerzas, y no quería acabar mi aventura así, abandonando, decidí ser una superviviente hasta el final.
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