Z10. 3:30 pm. Entrenamiento militar.
Mientras manteníamos la formación, apareció el doctorcito por detrás, cargando como podía el cuerpo inerte de Bea a sus espaldas, diciendo que estaba todo bajo control, aunque a penas podía con ella, por lo que el teniente Artillero se ofreció a ayudarle, dejando al sargento al mando.
Nuestro sargento estaba bastante enfadado con Iván, porque ya se había enfrentado a él alguna vez que otra, pues ya os he comentado en varias ocasiones, que Iván no tenía miedo a nada, el caso es que el sargento desafío a Iván, a una lucha cuerpo a cuerpo, dejó su arma sobre uno de los coches aparcados, y se pusieron a pelear, en lo que llegó el teniente Artillero y al verlo, se metió en medio de la pelea, y los dos golpeaban a Iván, entonces varios compañeros decidieron intervenir y redujeron a los soldados, mientras otros, cogieron el arma del sargento, que había quedado sin vigilancia. Cuando por fin se detuvo la reyerta, nos mandaron formar de nuevo, nos echaron la bronca, y en cuanto se dieron cuenta de la desaparición del arma, se pusieron a registrarnos, hasta que dieron con quien la tenía oculta en su mochila. Entonces el teniente Artillero al ver que el sargento estaba tan alterado, le mandó a descansar. Nos dijo que necesitaba 3 valientes voluntarios, bueno dos, porque al que habían pillado con el arma, le hicieron voluntario obligatorio, como castigo, así que deducimos que esa misión, no iba a ser muy divertida, y por lo cuál nadie quería salir voluntario, así que el teniente, decidió sacar a dos voluntarios forzosos más, para cumplir su misión, les entregó un par de armas de soft combat, y les dijo que tenían que conseguir el relicario del cuerpo de su hijo, que se encontraba en el laboratorio del doctor, y que era el único recuerdo, que le quedaba de él. Mientras mis tres "valientes" compañeros, cumplían su misión, los demás nos fuimos con el teniente, a seguir nuestro entrenamiento militar, el cuál fue interrumpido muy oportunamente, ya que yo no podía más, por dos de los compañeros que habían ido a cumplir la misión encomendada por el teniente, ellos le entregaron el relicario al teniente Artillero, y nos contaron en secreto al resto de supervivientes, que Dévora, había caído en el intento, que el hijo del teniente era un zombie y que les atacó, así que Dévora tuvo que ir a buscar al doctor Bremen para que le diera el vial a tiempo de su transformación zombie.
El teniente Artillero afectado por la muerte de su hijo, suspendió el entrenamiento y nos mandó descansar en nuestras habitaciones, que a las ocho y media se pasaría a buscarnos.
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