Z09. 2:30 pm. El almuerzo.
Por primera vez, comí tranquilamente, sin preocuparme por lo que pudiera pasar, no porque hubiera desaparecido la tensión en el ambiente, si no porque mis necesidades básicas de comer y dormir, primordiaban ante todo lo que pudiera pasar, ya no sabía si tenía más hambre, o más sueño, creo que era esto último, pues es como si mi cerebro desconectase de los comentarios de alrededor, y sólo se centrara en acumular energía, por si no me dejaban dormir y tenía que salir corriendo de nuevo. En fin, que entre bocado y bocado, el Teniente Artillero, nos contó cómo la noche anterior su hijo había muerto por ayudarnos a nosotros, entonces le empezaron a preguntar, se enfadó, se levantó de la mesa, y nos quedamos sin saber qué había pasado realmente, lo que sí estaba ocurriendo, es que ya ni los soldados parecían fiarse de la Corporación, ellos eran cada vez menos y el número de zombies era cada vez mayor.
J y Bea nos dieron instrucciones, nos dijeron que ellos no importaban, si morían o los atrapaban tampoco importaba, que lo único y verdaderamente importante era la causa por la que estaban allí, un compañero aclaró, esa causa es ¿rescatar a Dani, verdad? Y nos dijeron que no, que Dani ya estaba perdido, que nada se podía hacer ya con él, que ya estábamos todos perdidos, infectados, que no nos dejarían salir de allí con vida, por eso su misión era, mandar un mensaje a sus aliados de la resistencia, allá en el exterior, que iban a necesitar de toda nuestra ayuda. Así que ¡Ea! Ya teníamos nueva misión, yo pensaba que ya no tendría que acercarme más a Elisabeth, ya que seguía sin fiarme de ella, pues yo seguía obsesionada con que se iba a transformar en Zombie en cualquier momento, cuando J nos dijo, y recordad, lo más importante es proteger a Elisabeth, ella es la clave... En ese momento apareció el señor Director en nuestra mesa, se dirigió a J y a Bea y les dijo, que ya estaba harto de escuchar rumores infundados por ellos, que el no era Dani, que nunca los había visto, y que si seguían en ese plan tendría que tomar medidas al respecto. Bea no pudiendo aceptar en lo que Dani se había convertido, se levantó, se puso frente a él y le dijo, "¡mírame, pero mírame bien! ¡Tienes que acordarte de mí, tú me querías! ¡Tú eras de los nuestros!" entonces el señor Director la abofeteó, Bea cayó al suelo, la cogió por los pelos y la arrastró fuera del restaurante, J intentó detenerlo, pero los soldados se lo impidieron, ya nos tenían a todos apuntando nuevamente con las armas, yo terminé de comer el postre lo más rápido posible, porque ya me olía yo, que lo de dormir, no iba a poder ser. Fuera se escucharon disparos, algo a lo que ya nos habíamos acostumbrado a oír. Inmediatamente nos ordenaron salir al patio de recepción y formar filas, para un nuevo entrenamiento.
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